La formación en Bachillerato tiene unas finalidades específicas propias de esta etapa, en la que adquiere especial importancia el inicio de una formación científica y en la que el alumnado debe alcanzar una madurez intelectual y humana y unos conocimientos y habilidades que le permitan incorporarse a la vida activa de manera responsable y competente y que le capaciten para acceder a etapas posteriores de formación.
Así pues, el objetivo de esta materia es ante todo el desarrollo de la competencia comunicativa que permite a la persona interactuar verbalmente, de forma adecuada y satisfactoria, en los diferentes contextos sociales. Estos saberes se refieren a los principios y normas sociales que presiden los intercambios, a las formas convencionales que presentan los diferentes géneros textuales en nuestra cultura, a los procedimientos que articulan las partes del texto en un conjunto cohesionado, a las reglas que permiten la construcción de enunciados con sentido y gramaticalmente aceptables o a las normas ortográficas.
En el Bachillerato se debe atender al desarrollo de la capacidad comunicativa de todo tipo de discursos, con especial atención a los discursos científicos y técnicos y a los culturales y literarios, trabajados en los ámbitos académico, de los medios de comunicación y literario.
Es en el ámbito académico donde se encuentran la mayor parte de los textos con los que se adquieren conocimientos, tanto en el ámbito científico y técnico como en el humanístico, y los que debe producir el alumnado en sus trabajos escolares, lo que supone familiarizarse con el uso de la expresión en unos contextos formales que, además, exigen rigor y precisión.
Por otra parte, los medios de comunicación proporcionan textos en los que el alumnado puede acceder al conocimiento y a la valoración de las realidades del mundo contemporáneo y a una formación cultural de carácter general. Enfrentar a adolescentes con este tipo de discurso contribuirá al desarrollo de actitudes críticas y a que en la vida adulta puedan estar en contacto de manera autónoma con una importante fuente de conocimientos sobre el mundo que les rodea.
El discurso literario ofrece una gran variedad de contextos, contenidos, géneros y registros mediante los que el alumnado podrá ampliar su competencia comunicativa; pero, además, las obras literarias son parte esencial de la memoria universal de la humanidad, por lo que desempeñan un papel muy importante en la maduración intelectual y humana de la juventud, ya que le permite vivir experiencias individuales y colectivas en un momento vital de necesidad de socialización y apertura a la realidad.
El aprendizaje ha de centrarse en el desarrollo de habilidades y destrezas discursivas; es decir, el trabajo sobre procedimientos debe articular el eje de todo el proceso de enseñanza y aprendizaje. La reflexión sobre los ámbitos de uso permitirá consolidar los aprendizajes realizados en las etapas anteriores. Por otra parte, las actividades de comprensión y de expresión, tanto oral como escrita, y la reflexión sobre estas deben alcanzar un cierto nivel de rigor y profundidad, para lograr una autonomía en el control de la propia expresión y en la interpretación crítica de los discursos que se reciben.
Un total de 580 millones de personas hablan español en el mundo, el 7,6% de la población mundial. De ellos, 483 millones –tres millones más que hace un año– son hispanohablantes nativos, lo que convierte al español en la segunda lengua materna del mundo por número de hablantes. Además, lo estudian casi 22 millones de personas en 110 países. El español es la tercera lengua más utilizada en internet, donde tiene un gran potencial de crecimiento.
Son algunos de los datos más relevantes que recoge el Anuario El español en el mundo 2019 del Instituto Cervantes, que este mediodía presentó su director, Luis García Montero, acompañado por otros responsables de su contenido, en un acto abierto al público que clausuró la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Carmen Calvo.
La vicepresidenta del Gobierno en funciones, Carmen Calvo, clausura la presentación, que cuenta con la presencia del cineasta Pedro Almodóvar, uno de los principales embajadores de la cultura española en el exterior.
Luis García Montero dijo que «enseñar un idioma es mucho más que enseñar un vocabulario, es compartir unos valores y mostrar una cultura de identidades abiertas y valores democráticos». Para el director del Cervantes, divulgar el español y su cultura contribuyen a contrarrestar problemas mundiales como «la intolerancia, los supremacismos o quimeras identitarias que consideran la diversidad como una amenaza».
En ese objetivo se enmarca la presentación del Anuario 2019 en Nueva York (el pasado viernes) y en los Ángeles (el próximo día 21): «queremos acompañar a los hispanos de Estados Unidos» frente a la política del desprecio y del English Only, afirmó.
La vicepresidenta en funciones eludió hablar de lo cuantitativo –las cifras– para centrarse en lo cualitativo. En tono reflexivo, lamentó que las palabras pierdan su objetivo último, es decir, la comunicación y el entendimiento entre los hablantes, y que se usen como «armas de destrucción». Carmen Calvo denunció que no solo hay un empobrecimiento del léxico, sino también una merma de la capacidad de diálogo y de escuchar a los demás. Frente al «uso banal de las palabras», las redes sociales «no ayudan», porque se dice cualquier cosa de modo irresponsable y sin esperar más respuesta que un «me gusta».
La directora académica del Cervantes, Carmen Pastor, resumió el contenido y estructura del libro, que hace el número 20.º de esta serie de informes anuales de referencia. Publicado en colaboración con la editorial Bala Perdida y con el patrocinio de la Fundación Iberdrola, España, desde mañana estará a la venta en librerías.